El regreso a la diosa, como fuente femenina de renovación, es un aspecto de vital importancia en la búsqueda de la plenitud de la mujer en la actualidad. Las mujeres que hemos tenido éxito en el mundo somos generalmente «hijas del padre», es decir, mujeres bien adaptadas a una sociedad de orientación masculina, que hemos renunciado a nuestros propios instintos y patrones de energía femeninos, del mismo modo que la cultura los ha mutilado o ha suprimido la mayor parte de ellos. Necesitamos regresar y redimir lo que el patriarcado ha considerado como una amenaza peligrosa. Pero ahora la energía femenina reprimida está saliendo a la superficie, provocando, entre otras cosas, que la Gran Diosa regrese lentamente a la civilización y la cultura occidentales. El encuentro interior con esta diosa representa el momento iniciático necesario para la mayoría de las mujeres modernas. La psicóloga Sylvia Brinton Perera nos muestra aquí cómo las mujeres de hoy pueden redescubrir aspectos reprimidos de la feminidad arquetípica y emprender un viaje iniciático hacia la libertad interior y la autorrealización, que siembra el camino hacia un mundo mejor, con un mayor nivel de consciencia.
En el vacío se encuentran unidos indisolublemente tanto la Mente como la Materia del universo: estimular este vacío -el Prana de los orientales- es volverse artífice del proceso de la creación. Es el reino donde nacen los cuantos o las partículas elementales y donde cada partícula y ser viviente están conectados: es también la raíz de la Conciencia Universal. Es el reino mítico de «Akasha», del que hablan desde hace milenios las civilizaciones orientales, como expresa Pauli. El sentido de la unión interior entre la naturaleza humana y la naturaleza última del cosmos es una cuestión que, si bien ha sido planteada en contextos antiguos, ha vuelto a replantearse con renovada visión en las más avanzadas ramas de las ciencias de nuestros tiempos, entre las que se halla la Psicología analítica o Psicología sintético-simbólica de Carl Gustav Jung, la cual tiene por objeto profundizar, dentro de la tonalidad de la Psique, la vertiente humana de esta relación entre el hombre y el cosmos. En sus trabajos más avanzados e inquietantes, pero también más significativos, se encuentra el principio de sincronicidad, cuyo sentido hace posible la comprensión de numerosos fenómenos no-causales, que anteriormente resultaban absolutamente inexplicables. El puente que une la Física cuántica y la Psicología profunda se va así manifestando desde las intuiciones y descubrimientos de dos de las más grandes figuras del siglo XX, el Premio Nobel Wolfgang Pauli y el psiquiatra Carl Gustav Jung, cuya amistad abrió horizontes a nuevas investigaciones. El psiquiatra y analista junguiano Vicente Rubino nos presenta aquí una obra clarificadora y fundamental que enriquece la colección JUNG Despertar conciencia.
Anima-Animus-Androgynus. Aportes para la comprensión de la diversidad de género nos abre un nuevo horizonte en la perspectiva de la psicología analítica sobre la identidad profunda, la identidad de género y la identidad sexual. El principio femenino, el principio masculino, el principio andrógino y el principio del Eros son los cuatro principios cosmogónicos que posibilitan la emergencia arquetípica en la psique humana, del Anima, Animus y Androgynus, cuyas dinámicas y relaciones están mediadas por la intensidad del Eros encarnado. Lo masculino no puede quedar reducido al hombre, como tampoco lo femenino a la mujer, ni el sexo ser identificado con el género, ni el anima con lo inconsciente en el hombre o el animus con lo inconsciente de la mujer. Estas son descripciones parciales. Hoy día son insuficientes para nuestra realidad personal y cultural. El despliegue de estos principios encarnados en la psique trae otra generatividad, otra fertilidad, otra creatividad que torna insuficiente la modulación binaria de la dinámica patriarcal. Esto se vuelve más complejo y promisorio con la exploración y la investigación de la multipotencialidad de lo androgynus en la psique humana. Sexo y género, anima, animus, androgynus, y feminidad, masculinidad y androginidad no son equivalentes ni sinónimos. Necesitan ser reconocidos en su diferenciación, amplitud y profundidad, así como también en sus secretas e íntimas relaciones. La psique clama por la alteridad y este diálogo de encuentro esboza una nueva comprensión, bosqueja nuevos modelos abiertos, relacionales, de mayor profundidad, de mayor despliegue, de estas dimensiones en sombra del Ser. Un libro necesario que amplía y profundiza la psicología de C. G. Jung.
La búsqueda de uno mismo a través del proceso de individuación es el viaje por el que nos conduce el filósofo, psiquiatra y psicólogo junguiano Vicente Rubino. La pregunta “¿Quién soy?” reverbera en el universo existencial desde el “Me he buscado a mí mismo” de Heráclito y el “Conócete a ti mismo” que promovía Sócrates aludiendo a la máxima del templo de Delfos. El desvelamiento de lo que esconden las máscaras de los muchos que somos ante el mundo, la integración de las energías masculina y femenina, el salir de la vida muerta hacia la sabiduría del renacer a nuestra autenticidad, son hitos en el camino que Vicente Rubino ilumina para que despertemos de la inconsciencia. El propósito de esta obra, nos dice el autor, ha sido exponer las etapas del proceso de individuación desde el nivel de un despliegue fenoménico arquetipal. Con ello nos ayuda a comprender, a desaprender y a transitar el camino que nos lleva a ser quienes realmente somos. El proceso de individuación es un camino de sanación, de despertar y de armonización de la psique con el río de la vida. Un proceso necesario en el turbulento mundo actual.
Un rasgo notable del nuevo mito es su capacidad de unificar las diversas religiones actuales del mundo. Al ver todas las religiones en funcionamiento como expresiones vivas del simbolismo de la individuación, es decir, el proceso de creación de consciencia, se establece una base auténtica para una verdadera actitud ecuménica. El nuevo mito no será un mito religioso más en competencia con todos los demás por la adscripción del hombre; más bien, dilucidará y verificará cada religión actual dando una expresión más consciente y completa a su significado esencial. El nuevo mito puede ser comprendido y vivido dentro de una de las grandes comunidades religiosas como el cristianismo católico, el cristianismo protestante, el judaísmo, el budismo, etc., o en alguna nueva comunidad aún por crear, o por individuos sin conexiones comunitarias específicas. Esta aplicación universal le da una genuina reivindicación al término católico. Por primera vez en la Historia tenemos un entendimiento tan comprehensivo, tan completo y fundamental del hombre, que puede ser la base para una unificación del mundo, primero religiosa y culturalmente y, con el tiempo, políticamente. Cuando suficientes individuos sean portadores de la consciencia de totalidad, el mundo mismo se volverá completo.
En este libro la autora explica el nexo existente, por una parte, entre el complejo, determinado por el individuo, y el arquetipo, condicionado por lo universal, y, por otra, entre ambos y el símbolo. La obra debe su existencia al deseo de aclarar estos tres conceptos fundamentales, verdaderos pilares del pensamiento junguiano. Para ello muestra los puntos de referencia con otras disciplinas y su delimitación precisa frente a ellas. También expone diferencias minuciosas respecto a los conceptos del psicoanálisis y se establece una comparación con las ideas de Freud y su escuela. Presta una máxima atención a las formas y aspectos en que se manifiestan los complejos, la esencia y el efecto del arquetipo y la función y multiplicidad del símbolo. El libro termina con la espléndida interpretación del sueño de una niña de ocho años según el método junguiano de la amplificación, lo que sirve para confirmar en la práctica la manera en que arquetipo y símbolo afloran en el inconsciente.
En este libro, que originalmente procede de un ciclo de conferencias pronunciadas en el Instituto C. G. Jung de Zúrich, la autora dirige su atención hacia el sentido de lo irracional en nuestras vidas y examina ampliamente el trasfondo psicológico de métodos de adivinación del destino, como el I Ching, la astrología, las cartas del tarot, la quiromancia, los dados y los patrones aleatorios, entre otros. Contrastando las actitudes científicas occidentales con las chinas y con las llamadas “primitivas”, el texto explica e ilustra las ideas de C. G. Jung sobre los arquetipos, la proyección, la energía psíquica y la sincronicidad, y utiliza ejemplos prácticos de la vida cotidiana para aclarar las más diversas y controvertidas teorías psicológicas, haciéndolas accesibles para todo tipo de lectores. Como ha dicho Mary Williams en The Journal os Analytical Psychology: “Este es un libro breve, pero de gran alcance; su erudición se hace explícita gracias a su calidad de estilo. Una excelente introducción al tema, tal como podíamos esperar de la autora”.
El modelo de los tipos psicológicos de Carl Gustav Jung. Ser consciente del modo en el que tiendo a funcionar hace posible que evalúe mis actitudes y comportamientos en una situación dada y que pueda ajustarlos. Me permite compensar mi disposición personal y ser tolerante hacia alguien que no funciona como yo -alguien que tiene, quizás, una fortaleza o una facilidad que a mí me falta. La pregunta importante no es si uno es introvertido o extravertido, o cuál es la función superior o inferior, sino, más pragmáticamente: en esta situación o con aquella persona, ¿cómo he funcionado?, ¿con qué efecto? Mis acciones y el modo en el que me expresé, ¿reflejaban realmente mis juicios (pensamiento y sentimiento) y percepciones (sensación e intuición)? Y de no ser ese el caso, ¿por qué no?, ¿qué complejos se activaron en mí?, ¿con qué fin?, ¿cómo y por qué estropeé las cosas?, ¿qué dice esto sobre mi psicología?, ¿qué puedo hacer para solucionarlo?, ¿qué quiero hacer para solucionarlo? La idea final aquí debe ser que, dejando aparte las implicaciones clínicas del modelo de Jung de tipología, su principal importancia continúa siendo la perspectiva que ofrece al individuo sobre su personalidad.
Séneca (4 a.C. - 65 d.C) fue un filósofo conocido por seguir la doctrina estoica. El "Libro de oro" de Séneca recoge aquellas máximas —pequeños fragmentos de texto cargados de significado y extraídos en su totalidad de sus grandes obras filosóficas— que definen con mayor precisión cuales eran los valores morales por los que se regía y nos acercan a su forma de ver y vivir la vida. El libro está dividido en dos partes: en la primera, el lector encontrará una selección de aforismos provenientes de toda su obra; en la segunda, hallará sus principios filosóficos, que buscan profundizar sobre la vida desde una perspectiva estoica.
“Los años en los que seguí mis imágenes internas fueron la época más importante de mi vida y en la que se decidió todo lo esencial. Comenzó en aquel entonces y los detalles posteriores fueron sólo agregados y aclaraciones. Toda mi actividad posterior consistió en elaborar lo que había irrumpido en aquellos años desde lo inconsciente y que en un primer momento me desbordó. Era la materia originaria para una obra de vida. Todo lo que vino posteriormente fue la mera clasificación externa, la elaboración científica, su integración en la vida. Pero el comienzo numinoso, que todo lo contenía, ya estaba allí.” Carl Gustav Jung (1957)
El fútbol es una batalla de ideas. Los equipos se enfrentan a partir de conceptos pensados por sus entrenadores y buscan "convencer" al contrario del modo más rotundo: venciéndole e imponiendo su idea propia. Desde sus orígenes, el fútbol ha desarrollado grandes ideas que han evolucionado, han chocado entre sí, se han hibridado y mutado por deseo o necesidad, generando grandes escuelas de pensamiento futbolístico. El fútbol no ha hecho más que emular a la filosofía, como si se tratara de universos paralelos, tal como dijera en su día Zlatan Ibrahimovic sin percatarse de que su afirmación no era ningún insulto sino una definición exacta de este deporte, detrás del que se ocultan grandes ideas. Junto aCesar Luis Menotti, en la historia del fútbol muchos otros grandes filósofos, como Johan Cruyff, Maradona, Guardiola o Luis Aragonés, nos han dejado grandes reflexiones que no deberían quedar en el olvido. Así como en La evolución táctica del fútbol, Martí Perarnau nos regaló una maravillosa revisión histórica de los conceptos tácticos, en El fútbol y su filosofía rescata a los grandes filósofos de este deporte en un análisis de esos conceptos que quedará en el recuerdo de los más futboleros.
En este libro, Nazareth Castellanos se asoma a la filosofía de Martin Heidegger y propone tres pilares fundamentales en los que se sustenta la experiencia humana: construir, habitar y pensar. El relato comienza exponiendo la huella que los ancestros y las relaciones personales han dejado en la construcción de nuestro propio cerebro, para luego adentrarse en la posibilidad de reconstruir la arquitectura neuronal mediante la voluntad, algo para lo que la respiración es una herramienta esencial, pues establece un puente entre el mundo exterior y el interior, entre lo que somos y lo que creemos ser. Siguiendo el trazo anatómico que dejan cada inspiración y cada espiración en el cerebro, pueden definirse las bases neuronales del encuentro con uno mismo. En un ejercicio impecable, en el que aúna humanismo, ciencia y algunas de sus experiencias, la autora reúne diferentes técnicas de respiración para reforzar determinadas zonas del cerebro que nos ayudarán a preservar nuestra salud mental; en esencia, a conseguir un acercamiento a la propia identidad.
La tragedia define los límites de la naturaleza humana y de los acontecimientos mundiales. Tras una larga experiencia como periodista internacional, corresponsal de guerra e influyente asesor de altos organismos estadounidenses, Robert D. Kaplan está convencido de que se precisa algo más que conocimientos geopolíticos para comprender cómo actúan los individuos y cómo deciden los gobernantes. Para él, las claves para entender el espíritu humano y los entresijos de la política internacional nos las da la tragedia. En su máxima expresión, Shakespeare y los trágicos griegos nos muestran, entre otras muchas cosas, las consecuencias imprevisibles que acarrean las decisiones difíciles, el enfrentamiento entre orden y caos, la convivencia con el miedo y la lucha constante que determina el destino de las personas. Obra breve pero extraordinariamente rica en ideas y propuestas, La mentalidad trágica es una profunda reflexión sobre la tragedia política hecha desde la experiencia vivida en primera persona a la que se añade el conocimiento de los clásicos.
Katherine Hayles es una de las autoras más relevantes de los estudios posthumanistas. Desde fines del siglo pasado, sus reflexiones mapean la evolución del vínculo entre humanos y máquinas con un abordaje transdisciplinario basado en las relaciones entre filosofía, neurociencia y tecnología. En línea con la figura híbrida del cyborg de Donna Haraway, las investigaciones de Hayles apuntan a descifrar las múltiples posibilidades de interacción entre la cognición humana y la no humana. En este, uno de sus últimos libros, Hayles analiza lo que denomina la “cognición no consciente”, es decir, aquellos procesos neuronales inaccesibles a la consciencia, pero necesarios para su funcionamiento. Estos mecanismos existen en todas las formas de vida, incluidos los organismos unicelulares y las plantas, y también en los sistemas técnicos. Entre sus funciones, quizá la más importante sea la de impedir que la consciencia, con su capacidad de asimilación limitada, se vea desbordada por los flujos de información que llegan al cerebro a cada milisegundo. “Lo impensado”, a lo que apunta el título, alude a esta terra incognita para las humanidades, que siempre priorizaron el aspecto consciente de la mente, al mismo tiempo que da cuenta de esas operaciones neuronales inaccesibles al pensamiento. Su teoría ampliada de la cognición nos permite comprender los ensamblajes cognitivos humano-técnicos cruciales en nuestra vida contemporánea (desde los drones autónomos a los algoritmos de trading financiero). Pensar la inteligencia artificial con la perspectiva de una cognición distribuida evita caer en fantasías apocalípticas que la figuran como una potencial amenaza que viene a desplazar a la humanidad. En lugar de ver la IA como algo análogo, superior o autónomo a los seres humanos, la perspectiva de Hayles evidencia formas posibles de articulación en las que la capacidad diferencial de ambos es aprovechada en una sinergia complementaria. Esta asociación dinámica reemplaza el destino manifiesto antropocentrista del sujeto humanista liberal de dominar la naturaleza, y habilita un novedoso marco ético que incluye toda la gama de actores humanos, computacionales y biológicos, atendiendo a los efectos sistémicos y ecológicos de su colaboración.
Hacia fines de la década del noventa, y de manera en un principio silenciosa y casi marginal, la teoría cultural comenzó a verse atravesada por discusiones alrededor de la dimensión afectiva. Si bien la filosofía y las ciencias sociales ya se habían ocupado de la cuestión, en esos años y como una suerte de desprendimiento de debates que se produjeron en el marco de las teorías feministas y queer, el análisis cultural le puso una marca a un punto de vista propio: el giro afectivo. El propósito fundamental de esta trama conceptual y activista, que tiene a Sara Ahmed y Lauren Berlant entre sus principales exponentes, es dar cuenta tanto de la dimensión afectiva de la esfera pública, como de la dimensión política de la vida afectiva. Este libro, publicado originalmente en 2011, sostiene que las fantasías de progreso constituyen un afecto particular: el optimismo cruel. Existe una relación de optimismo cruel cuando las aspiraciones a la buena vida son en realidad obstáculos para el desarrollo y el crecimiento. Berlant sostiene que el optimismo cruel ha sido el tono afectivo preponderante desde la década del ochenta, en paralelo a la consolidación del neoliberalismo y a la retracción de las promesas socialdemócratas de movilidad ascendente, seguridad laboral e igualdad social y política, a pesar de que el capitalismo tiene cada vez menos alternativas que ofrecer a los dramas de adaptación que surgen de la precariedad y la crisis. A través del análisis de un repertorio de dispositivos estéticos como novelas y películas, Berlant enfatiza los aspectos problemáticos de ciertos sentimientos habitualmente considerados optimistas o positivos, y de este modo impulsa una indagación crítica fundamental a la hora de pensar las emociones en la sociedad contemporánea.
La ética protestante y el espíritu del capitalismo es, sin duda, la obra más célebre de Max Weber (1864-1920). Escrita en 1904/1905 y revisada en 1919/1920, representa un audaz esfuerzo tanto para matizar las tesis materialistas de Marx sobre la relación entre la religión y la economía como para poner en cuestión la presunta univocidad de lo racional. Desde que se publicara por primera vez, se convirtió rápidamente en uno de los textos más controvertidos y sugerentes de la sociología de la religión. La presente edición, que añade a esta obra los demás escritos de Weber sobre el protestantismo, se basa en la versión de 1920 y se beneficia de las aportaciones de la edición crítica de Johannes Winckelmann.
Los fundamentos de la libertad ofrece en sus páginas un análisis de los fundamentos teóricos que subyacen a las sociedades libres para recuperar y adaptar los principios del liberalismo clásico a los desafíos planteados por el siglo XX. La presente selección proporciona al lector un compendio de lo que Hayek llamó una filosofía política de la libertad.
El banquete es uno de los diálogos más celebres de Platón, donde el amor es analizado a través de discursos apasionados y filosóficos. En una cena entre amigos, figuras destacadas de la Atenas clásica -como Sócrates, Aristófanes y Alcibíades- reflexionan sobre el deseo, la belleza y profundas ideas filosóficas, esta obra entrelaza mito y razón para explorar el poder del Eros y su papel en la búsqueda de lo divino y lo eterno. Platón (427-347 a.C.) fue un filósofo griego, discípulo de Sócrates y maestro de Aristóteles. Fundador de la Academia de Atenas escribió diálogos filosóficos que sentaron las bases del pensamiento occidental. Su obra abarca ética, política y metafísica.
Ya nadie habla del alma en la filosofía. Quedó reservada para literatos y poetas. Denunciaron su origen mítico, pájaro con cabeza humana, lluvia de partículas. La acusaron de despreciar al cuerpo. La aplastaron el positivismo y ese yo homogéneo e impersonal de las filosofías de la conciencia. La psicología la redujo a un conjunto de mecanismos psíquicos. ¿Pero cómo dar cuenta de la singularidad de una persona, e incluso de una habitación o de un paisaje, de sus tonalidades, sus tensiones y armonías, sus evocaciones bellas o monstruosas, sus existencias virtuales, sin hablar de su alma? No es un problema metafísico, dice Étienne Souriau (1892-1979). Porque un alma no está dada, hay que instaurarla. Es una tarea peligrosa, arriesgada, simplemente porque puede fracasar. Un alma puede ser tan estrecha que tienda al automatismo, o tan extensa que se esfume como la neblina. El modo de existencia del alma solo se puede estudiar en singular, y por eso este libro está construido sobre escenas concretas bellamente escritas, que le agregan un valor literario: la pequeña mentira de Alberte a su novio, las palabras de Nora cuando abandona a su marido, la liberación que encuentra Faustus en su enfermedad, el sueño de Trenmor, y muchas otras. La obra de Souriau fue redescubierta recientemente por autores como Vinciane Despret, David Lapoujade, y particularmente por Isabelle Stengers y Bruno Latour, que consideran que su tesis sobre una pluralidad de modos de existencia, y en particular sobre la existencias virtuales, abre la puerta para una verdadera revolución en lo que fue la epistemología moderna.
Entre los diferentes modos de existencia que Étienne Souriau catalogó a finales de los arios 30 y comienzos de los 40, uno de ellos llamó poderosamente su atención: las existencias virtuales. Toda su investigación, en el cruce entre la filosofía y el arte, se vio conmovida por este hallazgo.. Estas existencias, en el límite de la no-existencia, y rebautizadas por David Lapoujade como "menores", no lo son por su insignificancia, aun cuando desde siempre y para siempre corren el riesgo de no ser tomadas en cuenta. Por el contrario, lo "menor" es un potencial, una positividad, un virtual lleno de posibles... siempre que se les reconozca su derecho de existir. Es entonces un asunto de jurisprudencia el que decidirá sobre ellas, ya que se trata toda vez de un hecho invisible, invisibilizado, o al menos no reconocido por la ley de lo visible. Este derecho de existir necesitará de testigos y de abogados defensores, ya que su litigio es el más difícil. Y reclamará un nuevo modo de ver, de percibir, de poblar... y seguramente, de luchar. Lapoujade perseguirá estas existencias -y el modo de percibirlas-por tierras diversas, desde la literatura de Pessoa, Proust, Kafka, Henri James o Beckett hasta la del mismo Don Quijote, pero también en la pintura, en la música, o en trayectos de la fotografía actual. Existencias "menores", o bien frágiles, evanescentes, espectrales. Puesto que sentir su presencia, diría Spinoza, es algo tan raro como excelso. Lejos de los seres de ficción y "al lado" de las cosas y los fenómenos que notamos, estas existencias viven a la manera de un halo, una brisa, o una bruma que se cierne.