Un examen profundo y estimulante de las razones por las que luchamos y las implicaciones de la guerra. Ante las consecuencias devastadoras de la Primera Guerra Mundial, el filósofo y matemático Bertrand Russell se propuso examinar los fundamentos psicológicos y sociológicos del conflicto. Su idea era encontrar una explicación a los numerosos factores que influyen a la humanidad en su decisión de luchar consigo misma. Russell sostiene en este texto que la guerra es el resultado de emociones primitivas e irracionales, y que la razón y la compasión pueden usarse para reducir las probabilidades de conflicto; considera las implicaciones éticas de la guerra y su potencial para prevenirla. ¿Por qué luchamos? nos sigue proporcionando hoy un recurso valiosísimo para comprender la compleja dinámica de los conflictos bélicos. Es una lectura esencial para cualquiera que busque una mayor comprensión de las motivaciones detrás de la guerra y de las posibilidades de evitarla.
El término «violencia», en su sentido más elemental, refiere al daño ejercido sobre las personas por parte de otros seres humanos. Los experimentos totalitarios del siglo XX ampliaron este uso de la violencia a una escala y una intensidad inéditas en la historia de la humanidad, y es en este contexto donde cabe encuadrar esta obra perenne de Hannah Arendt. Para la filosofía política, la violencia objeto de su estudio tiene dos caras: la violencia organizada del Estado o aquella que irrumpe frente al mismo. Esto ha hecho que muchos pensasen que la violencia es sobre todo una forma de ejercicio del poder. La posición de partida de la autora en "Sobre la violencia" consiste en el estudio minucioso de la violencia política en sus encarnaciones extremas dentro del mundo contemporáneo y en su cuidadosa separación entre violencia y poder político; este último es el resultado de la acción cooperativa, mientras que la violencia del siglo XX está ligada al alcance magnificador de la destrucción que proporciona la tecnología.
La carrera en pos del poder económico y político, la lucha por las colonias, la rivalidad militar y los sentimientos nacionalistas fueron el germen que terminó con el estallido de la I Guerra Mundial, un conflicto que durante cuatro años asoló Europa, empobreciéndola, arrastrándola a la Gran Depresión de 1929, levantando los pilares de la II Guerra Mundial y, sobre todo, cobrándose la vida de unos 8 millones de combatientes, además de los civiles muertos y heridos.