Con la publicación de La inquietud de Siglo Veintiuno completa la reedición revisada y corregida de la Historia de la sexualidad, el proyecto más ambicioso en la obra de Michel Foucault. Este tercer volumen se ocupa de un tema antiguo y muy contemporáneo a la vez: la formación del individuo en la experiencia helenística y romana. Foucault reflexiona sobre el cuidado del cuerpo, las reglas del matrimonio, las relaciones con las mujeres y con los otros varones así como la representación del placer y sus usos. A para el autor, es en el refinamiento de las artes de vivir y de la inquietud de uno mismo donde se dibujan los preceptos de la reflexión moral médica y filosófica. Y aclara que no es la acentuación de las formas de prohibición lo que está en el origen de esta moral sexual, sino que es el desarrollo de un arte de la existencia que gravita en torno a la cuestión del “uno mismo”. De esta manera, un doble fenómeno caracteriza a esta ética de los placeres: al tiempo que se intensifica el interés por la práctica sexual y sus efectos sobre el organismo, parece cada vez más necesario controlarla.
Este proyecto, aunque no completado en su totalidad por Foucault, es una exploración de la sexualidad en el mundo occidental, examinando cómo se ha construido y entendido.
El hombre occidental se ha especializado durante los tres últimos siglos en el ejercicio de registrar minuciosamente sus placeres. En nuestra sociedad, la scientia sexualis ha desplazado al ars erotica. Se han multiplicado los sermones sobre "lo" prohibido. Hay placer en saber sobre el placer. La sexualidad se transforma en discurso permanente. El Estado ejerce de administrador de los cuerpos. ¿Por qué? ¿Por qué la burguesía victoriana forjó e impuso normas tales a los cuerpos? ¿Por qué tanta prolijidad, tantas reglas pastorales, tanta multiplicidad de discursos, tanto oído abierto hacia el sexo? La serie de estudios que inicia Michel Foucault con este volumen pretende aclarar cuáles fueron las relaciones históricas "entre el poder y el discurso" que forjaron el dispositivo de sexualidad que nos afecta.