La autora de Amores cimarrones. Las mujeres de Artigas y de La tierra alucinada. Memorias de una china cuartelera recrea en esta oportunidad la muerte de algunos personajes de la historia uruguaya, con perfecta maestría. Cuentos de mala muerte es un recorrido singular con estaciones en variadas personalidades de nuestra historia: un escribiente retirado y una doméstica nos relatan los últimos años de José Artigas en Paraguay. Una esclava de catorce años se topa con el fantasma de Juan Antonio Lavalleja. Un bolichero viejo le relata a su hijo la agonía de Fructuoso Rivera, en un rancho de Melo perdido entre yuyales, a orillas del Arroyo Conventos. La peona Rudecinda Chávez, de estricta existencia histórica (olvidada sin embargo, hasta ahora, por los investigadores) cargará los revólveres del matrero Martín Aquino, durante esa última noche en que fuera jaqueado por la policía. Un sobreviviente de Salsipuedes se confiesa en su lecho de muerte ante la joven patrona de la estancia, al mejor estilo de un asesino serial. Una mujer despechada, una madre cruel y sobreprotectora y un espía ciego, nos transportarán a la tarde fatídica en que Venancio Flores y Bernardo Berro mueren asesinados, casi a la misma hora y en similares circunstancias. Un ingeniero inválido, protagonista de la Revolución de Quebracho, será testigo indirecto del intento de asesinato de Máximo Santos, y se verá envuelto en una trama marcada por el amor, el odio y el resentimiento. Martina Silva, peona de la estancia La Ternera, emerge de las sombras para contarnos cómo y por qué José Saravia encargó el asesinato de su esposa. El pretexto para contar es la muerte, aunque el verdadero anclaje está en la vida, que se ilumina con la pluma de la autora, como el escenario de un teatro, para desencadenar visiones de humor negro, y adentrarse –a partir de un trasfondo histórico de rigurosa exactitud– en la tragedia y la cotidianeidad de la existencia. Cuentos de mala muerte evidencia lo invisible y lo inquietante que se esconde detrás de todo corazón humano. Nueve relatos para paladear y disfrutar de la lectura.
Carlos Ruiz Zafón concibió esta obra como un reconocimiento a sus lectores, que le habían seguido a lo largo de la saga iniciada con La Sombra del Viento. «Puedo conjurar rostros de chiquillos del barrio de la Ribera con los que a veces jugaba o peleaba en la calle, pero ninguno que quisiera rescatar del país de la indiferencia. Ninguno excepto el de Blanca.» Un muchacho decide hacerse escritor al descubrir que sus invenciones le regalan un rato más de interés por parte de la niña rica que le ha robado el corazón. Un arquitecto huye de Constantinopla con los planos de una biblioteca inexpugnable. Un extraño caballero tienta a Cervantes para que escriba un libro como no ha existido jamás. Y Gaudí, navegando hacia una misteriosa cita en Nueva York, se deleita con la luz y el vapor, la materia de la que deberían estar hechas las ciudades. El eco de los grandes personajes y motivos de las novelas de El Cementerio de los Libros Olvidados resuena en los cuentos de Carlos Ruiz Zafón —reunidos por primera vez, y algunos de ellos inéditos— en los que prende la magia del narrador que nos hizo soñar como nadie.
Nuestros pequeños crecen cada día, y es importante guardar un momento antes de acostarse para parar, conectar y empatizar con ellos, compartir vivencias y expresar emociones que necesitan de ese momento de reposo para salir. El sueño es fundamental en su desarrollo y el momento justo de antes de ir a dormir influye en su calidad y en los pensamientos y emociones que quedan en el cerebro justo antes de entrar en este modo de «desconexión y procesamiento de información». Este libro se convertirá en la herramienta de papel ideal para encontrar vuestro momento al final del día para miraros a los ojos, inspirar calma, naturaleza, valorar lo cotidiano, apreciar el mundo en todos sus aspectos y alentar a los niños y niñas a ser ellos mismos «Siembra en los niños ideas buenas aunque no las entiendan. Los años se encargarán de descifrarlas en su entendimiento y de hacerlas crecer en su corazón.»
Los relatos que se incluyen en esta edición pertenecen a El regreso de Sherlock Holmes (1904) y fueron escritos después de que Conan Doyle se viera obligado a resucitar a su personaje por el éxito obtenido. Las aventuras del detective y de su ayudante están en la línea de los relatos cortos propios para ser publicados en la prensa y leídos rápidamente, por lo que el estilo queda en segundo lugar.
A través de relatos breves publicados en 1918 se expone con una prosa lúcida, experiencias límite del ser humano, de su conciencia y de quienes le rodean, siempre con la muerte al fondo en un medio exuberante y hostil.
Estoy cansada de buscar una filosofía que concuerde conmigo y con mi mundo, quiero buscar un mundo que concuerde conmigo y con mi filosofía. Escritos cuando tenía unos veinticinco años y vivía en Francia con su marido, el poeta y banquero norteamericano Hugh Parker Guiler, estos dieciséis relatos inéditos en castellano sorprenden por su madurez y frescura, a la vez que muestran ya los dos elementos que luego se afianzarían en su obra —la ironía y el feminismo— y también sus obsesiones —el deseo femenino, la sexualidad, el adulterio, la belleza y el retrato de una masculinidad tan deslumbradora como tóxica—. Algunas de estas historias están protagonizadas por claros alter ego de Nin; otras, por apasionadas bailarinas de flamenco, misteriosos extranjeros, músicos... Poco después de escribir estos cuentos, Nin conocerá a Henry Miller, que diría de ella: «Cuando trato de imaginar de quién es deudor tu estilo, me siento frustrado, no recuerdo a nadie con el que tengas el más ligero parecido. Me recuerdas únicamente a ti misma». Melancólicos y punzantes, revelan ya a una gran autora que hizo saltar por los aires las convenciones literarias y sociales de su época.